Del silencio audible a la fría estancia aún se oyen fantasmales los ecos del ayer entre forcejeos cruentos y gritos de pavor; aun se oyen ráfagas de brisas que traen también dulces coloquios de amor.
El amor de las fieras que humanamente sonríen cuando van por el mundo alumbradas de sol.
Aún sientes en los pezones el dulce morder de mi amor; cuando dadivosa le dabas leche de tu encanto al lobato que aún existe y que siendo triste en alimaña cruel se convirtió.
Aún se siente el embiste inclemente del fardo que atosiga tu ardiente espacio, que urge por ser llenado otra vez por la corteza varicosa del querer.
Tu vida pendía de mi mano la última vez; cuando empezaste a gozar del placer de ser copulada con furia montada a viva fuerza en mi frenética pértiga y sostenida en vilo por mi garra de venganza que te asfixiaba hasta conseguir lo que el alma ansiaba tu unción de esclava a mi adarga, en amadas contracciones voltear tu cántaro a bañar el falo candente de mi placer.
El cuarto está vacío y cantan en la umbría el amor y el desencuentro, el martirio en que se ceba en el fatuo infierno de los sinos.
2 comentarios:
Del silencio audible
a la fría estancia
aún se oyen fantasmales
los ecos del ayer
entre forcejeos cruentos
y gritos de pavor;
aun se oyen ráfagas
de brisas que traen también
dulces coloquios de amor.
El amor de las fieras
que humanamente sonríen
cuando van por el mundo
alumbradas de sol.
Aún sientes en los pezones
el dulce morder
de mi amor;
cuando dadivosa
le dabas leche de tu encanto
al lobato que aún existe
y que siendo triste
en alimaña cruel
se convirtió.
Aún se siente el embiste
inclemente
del fardo que atosiga
tu ardiente espacio,
que urge por ser llenado
otra vez
por la corteza varicosa
del querer.
Tu vida pendía de mi mano
la última vez;
cuando empezaste a gozar del placer
de ser copulada con furia
montada a viva fuerza
en mi frenética pértiga
y sostenida en vilo
por mi garra de venganza
que te asfixiaba
hasta conseguir
lo que el alma ansiaba
tu unción de esclava
a mi adarga,
en amadas contracciones
voltear tu cántaro
a bañar el falo candente
de mi placer.
El cuarto está vacío
y cantan en la umbría
el amor y el desencuentro,
el martirio en que se ceba
en el fatuo infierno de los sinos.
No quiero cambiarlo ni "a" sido mi deseo que sienta eso..
Mi linda, corrija luego ese "a".
Ha confundido una preposición con un verbo. Debe decir:
No quiero cambiarlo ni "ha" sido mi deseo que sienta eso..
Es un detallito que quita brillo a lo bueno de tu blogspot.
Cariños para ti.
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